El deporte como la vida, a veces es tremendamente injusto. Me hacía esta reflexión mientras veía ayer el partido del Barcelona - Osasuna, y comentaban continuamente que el próximo lunes, Messi sería galardonado por tercera vez con el Balón de Oro. Y si, me parecía tremendamente injusto que el deporte del fútbol condene al papel de secundario cómico para siempre al jugador al que yo considero que Messi le debe todo, que es Xavi.
Por suerte o por desgracia, llevo muchos años ya viendo fútbol, y he de confesar que no he visto nunca a un jugador que tenga la clarividencia y calidad que tiene él. La capacidad que tiene para organizar al equipo, sacándolo desde el medio campo, la tranquilidad que demuestra al volver sobre sus pasos cuando no encuentra la solución correcta, o la genialidad que atesora en cada pase medido, es un don con el que poquísimos jugadores han sido bendecidos en la historia del fútbol, reciente y pasado.
Porque seamos realistas, megacracks como Messi ha habido alguno (Pelé, Maradona, Zidane, etc…)…, pero jugadores que hagan lo que hace Messi, no se, quizás un poquito el Sr. Laudrup, pero no muchos más…
Y por eso digo que todo esto me parece tan injusto. Porque solo se premia hoy en día el gol, y por ende al que lo transforma, pero no se premia al que lo construye. Es como si en nuestra vida cotidiana se premiara al paisajista encargado de equipar las obras de Norman Foster, y no al mismo Foster por sus increíbles construcciones…
En resumen, en un fútbol en el cual se ha premiado con el Balón de Oro a jugadores como Mathias Sammer…, es una absoluta vergüenza que a este pequeño genio español no sea reconocido como tal…
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